Trabajamos con técnicas de gestión emocional y de PNL, y surtieron efecto. Algunos participantes, por ejemplo, nunca se habían puesto realmente en el lugar del otro… y acabaron comprendiendo que juzgar es fácil y nada positivo, y que casi siempre nos equivocamos al hacerlo. Hubo momentos críticos, cuando otros se enfrentaron a sus miedos, pero al compartirlo con el grupo se hicieron más llevaderos.

La conclusión final a la que llegamos es que todos somos más parecidos entre nosotros de lo que creemos. Aunque solo fue el comienzo del proceso, creo que despertó en muchos la curiosidad de seguir profundizando, el deseo de conocerse mejor. ¡Me doy por satisfecha con eso!

Visto el éxito, seguiré desarrollando talleres de este tipo a los que, por supuesto, estás invitado.

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